Ayuda Humanitaria Internacional y Derecho Internacional Humanitario en la República Democrática del Congo.
Hace unos meses leí
"La bruma verde", de Fernando Giner, novela ganadora del premio
Fernando Lara 2020, y quedé, simplemente, fascinada. Ha sido mi inspiración
para escribir esta nueva entrada en el blog, la cual versa, como no podía
ser de otra manera, sobre la República Democrática del Congo(RDC). Este
país está bendecido con toda clase de minerales, desde cobalto, cobre, uranio,
oro, diamantes a coltán, concentrándose en la RDC el 80% de las
reservas mundiales de este mineral utilizado en la fabricación de
teléfonos móviles.
Sin embargo, a pesar de
ser potencialmente uno de los países más ricos del mundo, es asolado por
una pobreza extrema, contabilizándose a día de hoy, más de 15,6
millones de personas que necesitan urgentemente ayuda humanitaria,
según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos
Humanitarios(OCHA).
En
la zona este de la RDC se desarrolla, nada más y nada menos, que el conflicto
armado más sangriento del mundo desde la segunda guerra mundial. Conflicto
armado, que no tiene fin, y que además viene ligado a graves violaciones
de derechos humanos: desde asesinatos, desapariciones, torturas, saqueos
hasta violencia sexual.
Son múltiples los actores que perpetúan la violencia en la RDC, ya que siguen
activos más de 100 grupos armados locales y extranjeros, destacando el grupo
terrorista M23, que ha forzado el desplazamiento de gran parte de la población
y la separación de cientos de niños de sus familias, haciendo de la RDC el
país de África con mayor número de desplazados internos, según ACNUR.
La violencia extrema que
se vive en el país hace que la ayuda humanitaria enviada a la
RDC no siempre llegue a su destino final. Más aún, se ha dado el caso
de que tanto personal local como internacional ha sufrido ataques y ha sido
secuestrado, conllevando que varias organizaciones de ayuda humanitaria
suspendan sus actividades, e incluso, abandonen permanentemente determinadas
provincias.
Pero
lamentablemente este país no sólo tiene que hacer frente a los conflictos
armados, la pobreza, las enfermedades, el suministro deficiente de agua
potable, la hambruna y la desnutrición, sino que también ha sufrido, en
más de una ocasión, catástrofes naturales, siendo la más reciente e
impactante la acaecida el 22 de mayo de 2021, cuando el volcán Nyiragongo entró en erupción y obligó a cientos de miles de personas a abandonar sus
hogares (más de 450.000 desplazados internos y 350.000 personas con
necesidad de ayuda humanitaria, según ACNUR). Los caminos sepultados por
la lava y la imposibilidad de hacer uso del aeropuerto al estar este cerrado,
implicaron además, que la ayuda humanitaria, tan necesaria, no llegase a todos
aquellos que la necesitaban.
A pesar de la existencia de numerosas organizaciones internacionales focalizadas en hacer frente a emergencias de protección civil y/o en coordinar
ayuda humanitaria, en países como la RDC su presencia es escasa. En
este caso en concreto, su menor presencia se debe a la inseguridad, la falta de infraestructuras y la financiación insuficiente.
Los conflictos armados se rigen por un conjunto de normas jurídicas que vela por la protección de aquellos que no están implicados en los mismos, conocido como Derecho Internacional Humanitario (DIH) o Las Leyes de la Guerra. Lamentablemente, en el caso de la RDC no parece que el DIH resulte eficaz ni efectivo, evidenciando la necesidad de inducir cambios que permitan un mayor control sobre lo que está o no permitido en las guerras.
Ojalá la humanidad de un giro y nos sorprenda para bien poniendo fin al conflicto que sufre este país y permitiendo a su población vivir en paz!
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